Me encantan las bodas de destino por varias razones. La primera: todo es lindo y lleno de color. La segunda, reúne a la familia y a los amigos de la pareja por varios días. La tercera: la celebración dura más allá de la fiesta y los asistentes conviven de maneras distintas durante un largo fin de semana. Y la cuarta porque si deciden dar el sí frente al mar, el escenario natural es incomparable. Hace algunas semanas visité el Grand Hyatt Playa del Carmen y quiero contarte mi experiencia.
Lo primero que debo decirte es que yo conocí esta propiedad desde la playa. Hace como un año, en unas vacaciones familiares, caminando por la arena -cosa que me encanta- pasé por ahí y me llamó la atención la belleza del lugar. Así que me acerqué, le pregunté a uno de los trabajadores y me sacó de la duda: ¡era el Grand Hyatt Playa del Carmen!
En ese momento me di cuenta que ya lo conocía pero a través de fotos y boletines. ¡Desde entonces mis expectativas eran altas y obviamente estaba en mi lista de deseos! Y como todo lo lindo que me pasa en la vida, llegó una invitación para disfrutarlo por tres días.
Aterrizamos en Cancún y fuimos hacia Playa del Carmen. Esta propiedad está a pocos pasos de la famosa Quinta Avenida, el centro neurálgico de la zona. Confieso que no es necesario salir porque el hotel lo tiene todo, pero para quienes quieran explorar el sabor local, tiene la mejor ubicación.
La entrada al hotel es monumental, pues tiene una cascada piramidal que los novios aman para fotografiarse -es justo la que seleccioné de portada para esta crónica-. Mi habitación era muy linda y me recibieron con una amenidad de chocolate personalizada. ¡Fue un gran comienzo!
La propiedad, de poco más de 300 habitaciones, te invita a retratarla constantemente. Juega con los espacios abiertos, las luces y las sombras de manera magistral. Cuando me dijeron que su construcción estuvo a cargo de Sordo Madaleno Arquitectos, lo entendí todo. Y de la mano del escultor César López-Negrete, la cereza del pastel son obras que ¨danzan¨ por todo el hotel respetando y exaltando la naturaleza.
Un espacio para el alma
Un imperdible en este hotel es su Cenote Spa. Su área de relajación es de las más impresionantes y monumentales que he visto. Como lo dice su nombre, está inspirado en esta suerte de pozo natural del que tanto presumimos en México. Los espacios húmedos también valen la pena y el masaje, ¡inolvidable! Las cabinas son muy lindas y sí te transportan a la selva maya, tan poderosa y sanadora.
Dar el sí, para siempre
El Grand Hyatt Playa del Carmen tiene espacios muy lindos para bodas y celebraciones. Además de las albercas infinitas con vista al mar, hay un patio interior que se lleva las palmas. Se llama Citrus Patio y es íntimo, espacioso y muy fotogénico. Los salones, que generalmente funcionan como Plan B, son también muy hermosos, modernos y accesibles para todos los invitados.
El equipo de bodas del Grand Hyatt Playa del Carmen está listo para hacer tu gran día una bella realidad. Tienen todo lo necesario para que la celebración se realice por todo lo alto. También, trabajan de la mano con los mejores proveedores locales. De hecho, durante nuestra visita coincidimos con el equipo de S.O.S Wedding Planners que se lució con un montaje de dos días.
Sabor mi amor
Tú y tus invitados tendrán una muy grata experiencia culinaria en este hotel que mira al mar Caribe. Está el restaurante La Cocina, con los desayunos más completos. También pueden cenar ahí, cuando el espacio se convierte en La Terraza. El menú está inspirado en el mar y hará que te chupes los dedos.
Por su parte, Sushi N Raw Bar es el único de su tipo frente al mar. Delicias japonesas aderezadas con ingredientes mexicanos. ¿Hay mejor combinación?
The Grill Playa del Carmen tiene ya su lugar muy bien ganado entre los locales, que se deleitan con sus creaciones modernas basadas en los más grandes clásicos. ¿Qué pedir? Sin duda Carpaccio de Ternera y los tacos de Short Rib. Un tip extra: los viernes el chef prepara un menú especial.
Este hotel, por lo tanto, es siempre una buena idea sin importar el motivo de la celebración. Ideal para bodas, perfecto para el romance e incluso, para un viaje en familia: ¡es además pet friendly!
Sin duda, un tesoro listo para ser descubierto -una y otra vez-.
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