Si YUC’ATÅL fuera un lugar, sería lo más cercano al paraíso. Y aunque aún no tenemos tanta dicha, su equipo hace todo lo necesario para que nos sintamos en él. Esta empresa incipiente -con muchos años de saber hacer que la respalda- es ya la manera más segura, elegante y completa de conocer la península que a todos enamora desde sus fascinantes y múltiples ángulos.
Hace algunas semanas fui a Mérida -cosa que siempre me hace feliz- para atestiguar el nacimiento de YUC’ATÅL. ¿De qué se trata? Es una marca de hospitalidad que celebra la vida, el arte, la historia, la arquitectura, el bienestar, la gastronomía y claro está, ¡las bodas!
Dicho lo anterior, los enlaces de destino, los viajes familiares y las escapadas románticas que tengan lugar en Yucatán serán el plan más redondo y exclusivo que pueda existir, gracias a YUC’ATÅL. Luis Ángel Canul y Guerra, su creador y parte importante de que este engranaje funcione a la perfección, de la mano de su equipo experto, se encargará de todo una vez que tú y tus invitados aterricen en Mérida -o sus alrededores-.
Una historia que da autoridad
YUC’ATÅL es el fruto de muchos años de trabajo, 14 para ser exactos, bajo la marca de YucatánLove. Esta fue pionera en bodas de destino. De hecho, con ellos vi y fotografié un montaje en un cenote por primera vez hace muchos ayeres. La atención al detalle y hacer realidad los sueños de tantas parejas, han sido su misión.
Este 2024 nace la nueva marca madre llamada YUC’ATÅL, un modelo de negocio innovador dedicado al diseño de experiencias y conformado de 4 verticales:
BLOOM: se inspira en el encuentro con toda forma de vida que brota de la tierra. Experiencias que más allá de involucrar la contemplación de un destino maravilloso, sensibilizan al viajero como parte del ciclo natural del universo.
MIND: fue creada para vivir, entender y enriquecerse de los rasgos más intrigantes que nuestra historia guarda. Experiencias que despiertan tu curiosidad explorando la coyuntura de civilizaciones, la herencia colonial, los misterios de su impresionante arqueología y las distintas formas de sabiduría que aquí emanan.
FLOW: nace de la idea del encuentro propio, de detenernos y cambiar la perspectiva, para alcanzar el equilibrio mental, físico y emocional. Experiencias centradas en la armonía entre el cuerpo y la mente bajo la sabia guía de expertos.
LOVE: la más importante de todas, enlaza ese deseo universal por celebrar la entrega mutua en un fascinante destino con el lujo de vivir una experiencia inolvidable.
De primera mano
Nuestra experiencia con YUC’ATÅL fue inolvidable. ¡Qué manera tan magistral de cuidar cada detalle! Lo sentí como una orquesta perfectamente afinada, donde no hay carreras ni agobios: todo funciona a pedir de boca. ¡De eso, precisamente, se trata el lujo! A través de una agenda cuyas actividades te comparto a continuación, gozamos de cada una de las verticales -y más-.
La primera parada fue en Pueblo Pibil, un restaurante donde la tradición familiar hereda recetas entre generaciones. Resultó un banquete extraordinario de varios tiempos y desenterramos nuestra propia cochinita en la mesa. Probamos un arroz cuyos ingredientes soñó la chef Silvia y que presume un ritmo aromático único. Una visita que, sin duda, deben regalarle a su paladar.
Luego nos fuimos a nuestro hotel anfitrión, la Hacienda San José Cholul. ¡Mi habitación tenía un árbol hermoso en el baño, perfectamente vivo y cuidado, que atravesaba el techo para salir a la luz! Todas las experiencias fueron delicadas y exquisitas.
Disfrutamos de una cena a cargo del Chef Roberto Solís, un genio de la cocina local. Los creativos de Minimal 4.0 dispusieron una mesa imperial con el maíz como protagonista -haciendo alusión al banquete- bajo las estrellas.
A la mañana siguiente, después de un desayuno delicioso con tortillas hechas a mano -pidan los huevos encamisados y se acordarán de mi-, tomamos una Meditación guiada con un Baño de sonidos. Esta actividad representa una pausa en el rápido andar que solemos llevar diariamente. Si la haces, podrás conectar de una manera muy peculiar con tu pareja e invitados.
Más tarde, la abeja que vive en mi fue feliz con el Taller floral a cargo de Más que ayer. Aprendimos mucho y creamos con libertad. Sin ser expertos, no nos quedaron nada mal nuestros arreglos.
Un par de tips para esta hacienda: regálense tiempo para recorrer sus jardines, fotografiar su camino de palmeras reales y, sin falta, disfrutar de una cena bajo el Árbol de los Deseos. Nosotros tuvimos una de la mano del Chef Christian Bravo de Bravo Catering y fue realmente especial.
Y como una boda de destino se trata de explorar con tus más cercanos todos los encantos del lugar donde darás el sí, fuimos a Izamal a disfrutar de su gastronomía. Visitamos Kanché, un bar con mixología excelente, muy buen ambiente y ricos platillos. Vayan al atardecer y dejan que los sorprenda la noche mientras brindan por el amor.
Su vecino y pariente, Kinich, es uno de los restaurantes con mayor tradición en Yucatán y por nada del mundo debes perdértelo. Muchos de los platillos están realizados con ingredientes del huerto propio y sus maestros de cocina han representado a México mundialmente.
En Izamal también visitamos el Convento de San Antonio de Padua, Taller Maya y Coqui Coqui, un hotel boutique de una habitación que además tiene una tienda a la entrada, pues la marca tiene sus propios perfumes, chocolates y textiles.
Para cerrar el viaje con broche de oro, conocimos la Hacienda San Antonio Millet, que además de un recinto hermoso repleto de historia, es un hotel y celebra bodas. Nuestra cena aquí fue como un banquete casero, con grandes charolas de las cuales nos pudimos servir a placer. Esto también lo tienen disponible para los enlaces. Y un tip más: en este lugar hay un camino de cactus muy, pero muy fotogénico. No te lo pierdas y llega de día, para que las imágenes salgan hermosas.
YUC’ATÅL es una celebración a la vida y al amor, que le hace un homenaje a su tierra, esa que la vio nacer. Crecerá tanto como se lo proponga porque detrás de ella, hay puro corazón. ¡Enhorabuena!
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