Costa Rica, ¡mi amor!

por | 09/09/2024 - 9:15 PM | Lunas de miel, Principales

Este país estaba en mi lista de deseos y al fin disfrutarlo se me ha hecho realidad. Su riqueza natural lo coloca entre los favoritos de quienes aman el turismo de aventura y con justa razón: tiene el 6 por ciento de la biodiversidad del planeta. Además, es un lugar seguro -no tiene ejército desde los años setenta-, pacífico y amigable. Me enamoré de Costa Rico, ¡tan bella nación! Hay mucho que ver y tanto por hacer, que resulta ideal para lunamieleros. ¡Te lo cuento todo!

Uno de los tantos regalos que nos dio este viaje: animales libres, protegidos y en todo su esplendor.

Lo primero que debes saber es que Costa Rica y CDMX están muy bien conectadas por vuelos directos. Además, el viaje no dura más de tres horas. Así que puedes hacer tu estancia tan larga como quieras pero su accesibilidad no es un pretexto para no contemplarlo también en una escapada de pocos días.

Aterrizamos en San José y, aunque hay sitios bien famosos a los que todos van, nuestra agenda contemplaba otros horizontes. Fuimos a lugares románticos, privados y mágicos. Así estuvo el itinerario.

Nuestra vista del primer día, en Alajuela, muy cerquita de San José.

Lo ideal es hacer una pequeña escala cerca de San José la primera noche para descansar. La nuestra fue en el hotel Buena Vista Chic, en Alajuela, que está a un paso de la capital. Resultó perfecto para irnos acostumbrando al clima y a la comida, ambos deliciosos. Por cierto, no se pierdan su jardín trasero con una vista envidiable.

A primera hora tomamos carretera con rumbo al noroeste del país. Y aquí un tip: más vale que estés atento al camino porque seguramente encontrarás animalitos. Me sorprendió el respeto de los locales por la fauna. Y de hecho se siente -todos están cómodos-: los monitos en sus árboles, felices, nos miraban con quietud, convencidos de que no les haríamos daño. Esta convivencia de respeto te permite observarlos con calma, además de tomar muchas fotos y videos.

Hay una gran población de monos congos.

Nuestra segunda parada por los siguientes días fue Guanacaste. Importante: casi todas las carreteras ticas son de dos vías, una en cada sentido, así que debes tener paciencia. No existe una red de autopistas rápidas como conocemos en otros países y en parte esto es para conservar la flora. La paleta de verdes es eterna y cautivadora, ¡disfrútala!

Guanacaste es una de las siete provincias de Costa Rica que tiene playas bañadas por el Pacífico y mucho que disfrutar. Nosotros fuimos a Tamarindo, una de las más famosas. Y es que lo que era un pequeño pueblo de pescadores, ahora se ha convertido en un destino lujoso. ¡Teníamos que disfrutar de su oferta lunamielera!

La vista de nuestra habitación en Tamarindo.

Nos hospedamos en el Wyndham que tiene una vista espléndida y habitaciones amplias que miran al mar, pero casi todo el tiempo estuvimos en Cala Luna. Y es que este hotel resulta ideal para lunamieleros, amantes del bienestar y de la exclusividad. En resumen, una gozada que fue el protagonista de un par de días inolvidables.

Cala Luna es la cereza del pastel en Tamarindo.
Está estrenando su concepto de boda wellness.

Cala Luna es un hotel boutique que se levanta en la selva pero que mira al mar. ¡Y vaya playa que tiene! De hecho, cuando la marea está baja, se pueden hacer montajes en una zona donde eventualmente se juntarán las olas. Ese cachito de playa es todo un espectáculo.

Justo aquí se hace el montaje cuando la marea lo permite.
La zona de la alberca, que también es bellísima, es ideal para celebrar el gran día.

Además, la propiedad está estrenando un concepto muy lindo de bodas wellness. Aunado a eso, hay muchas actividades que la complementan y que serán la mejor experiencia para tus invitados. Hicimos algunas: sembramos un árbol -le puse Aché y fue una actividad que hicimos de la mano de la Fundación The Clean Wave, cuya misión es mantener las playas limpias- , tomamos una terapia de luz y meditación con cuencos -lo máximo-, participamos en una dinámica con lodo volcánico que tiene muchos beneficios para la piel y mucho más.

Los chefs de Cala Luna y su magia en la cocina.

Y debo confesarles que en Cala Luna comí delicioso. Su chef Giancarlo Fernández (der) -que es un genio de la cocina- de la mano de Ignacio y el resto de su equipo, sirven verdaderos banquetes inolvidables para el paladar. No suele repetir platillos así que es probable que te encuentres con una novedad en cada visita. Aquí se privilegian los ingredientes y platillos locales, con un toque internacional.

Un laberinto único y muy especial. Es el más grande en su tipo.

Cala Luna tiene una propiedad hermana: se trata de la finca La Senda, donde se cultiva gran parte de lo que se consume en el hotel. Además, hay muchas actividades como meditaciones en un domo geodésico que se levanta frente a un laberinto muy especial. Su camino está guiado por cactáceas y créanme cuando les digo que es un sitio repleto de energía. También pueden vivir la experiencia de una cena con el famoso concepto del campo a la mesa -de la mano del chef Giancarlo- y visitar el huerto.

Con el corazón repleto seguimos nuestra ruta. ¿El destino? Uno de los 6 volcanes activos de Costa Rica: Rincón de la Vieja. Suena emocionante ¡y lo es!

Vista aérea del volcán. Costa Rica tiene 6 activos y muchos otros extintos.

Cuenta la leyenda que la Princesa Curubandá, hija del jefe de la tribu que lleva su nombre, se enamoró del Príncipe Mixcoac, quien era parte de las fuerzas enemigas. El padre de la novia lo arrojó al volcán y ella se quedó a vivir cerca de la ladera, con la esperanza de verlo volver algún día. Así, se hizo experta en el uso de las plantas endémicas y desarrolló poderes curativos. Esto la hizo famosa y muchos enfermos iban al “rincón de la vieja” para encontrar una solución a sus dolencias.

Hoy este lugar es un parque nacional con muchas cosas por hacer y sin duda, un lugar espectacular para alojarse es Borinquen Thermal Resort. Esta propiedad es bellísima, además, su oferta gastronómica es una delicia. Se encuentra a los pies del volcán y por eso tiene un espacio de aguas termales en la zona del spa.

Esta zona es muy especial. La encontrarás camino al spa y tiene estos espacios de contemplación y además, pozas para bañarse.

Si son una pareja intrépida, Borinquen Thermal Resort es el lugar ideal para unos días de aventura -aunque también es perfecto para descansar-. Podrás hacer tirolesa y volar entre la tupida vegetación. El tour de canopy consiste en 15 plataformas y 12 cables. ¡Es súper emocionante! También ofrecen caminatas, cabalgatas y visitas a las cataratas. No se pierdan la Caminata a la Cima del Mundo y para terminar, un masaje para dos en el spa.

En tus vuelos verás cascadas y familias de monos que
reposan en los árboles.
El spa de Borinquen Thermal Resort tiene la mejor de las vistas, gracias a que sus cabinas permiten apreciar el entorno natural. Y de música, qué mejor que el sonido
del agua bajando de las montañas…

De regreso a la capital para tomar el vuelo a casa, hicimos una parada que te recomiendo: Puerto Caldera. Este lugar es famoso por una bebida deliciosa, refrescante y calórica: un Churchill. Este granizado tiene, entre otras cosas, helado, leche condensada, evaporada y en polvo. Una delicia que disfrutarás con una vista al mar y su fila de cargueros esperando para tocar tierra.

Vale la pena parar en el camino para disfrutar de esta famosa bebida.

Pídele a tu guía -durante todo el viaje nos atendió Edgar, el mejor, si quieres su contacto escríbeme- parar en la tienda de artesanías. Es la más grande que he visto en mi vida y tiene de todo. Los precios son más atractivos que en el aeropuerto y hay cosas lindísimas que querrás para tu casa y también, para los tuyos. También trae café y chocolate, ¡son exquisitos!

Decirle adiós a Costa Rica cuesta trabajo. Enseguida te regala su esencia. ¡Te enamora! Durante mi última noche de este viaje, -que por cierto fue en Studio Hotel, una auténtica galería de arte y ubicado muy cerca del aeropuerto- reflexioné sobre el encanto que ejerció este país sobre mí. Aquí Pura Vida es mucho más que un slogan turístico: es una verdadera invitación a disfrutarla. He de volver pronto porque me quedé con ganas de mucho más.

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