Para muchas novias, ensuciar su vestido es una pesadilla recurrente. Entiendo que se quieran ver perfectas e inmaculadas, pero esto no siempre es posible. Además, resulta poco natural: con ese atuendo caminas, bailas, brincas y pasas muchas horas. Hay quienes dicen que mientras más sucio quede tu ajuar, más divertida estuvo tu boda. Y la verdad, hay mucho de razón en ello.
Mi recomendación es dejar quieta las suciedades y, una vez que termine en enlace, mandar tu vestido a una tintorería especializada. Verás que queda como nuevo. No obstante, si no puedes estar en paz, aquí algunos tips de cómo limpiarlo al instante, según el tipo de mancha.
Maquillaje
Es de lo más común, porque la gente te abraza constantemente e incluso tú, en un retoque, puedes ensuciarlo. Si es el caso, coloca un poco de detergente líquido para platos en un paño húmedo. Frota suavemente. Luego, moja el paño con agua y pasa nuevamente. Déjalo secar al aire libre y acelera el proceso con un secador.
Lodo
Aquí no hay mucho que hacer porque podrías empeorar la situación. Si acaso, pasa una toalla seca y apóyate con algún producto para quitar manchas -ya sea de esos que vienen en forma de plumón o líquidos-. Hazlo siempre del borde hacia adentro.
Vino
Si alguien tira un poco de vino sobre tu vestido, debes calmar tus ganas de armarle un lío y en lugar de eso, corre al baño. Mezcla jabón para platos con agua -en una medida de 1 por tres- y frota. Ve separando las capas de tela, será más sencillo.
Aceite
La grasa es otro peligro latente para las novias. Si no lo quieres dejar así hasta que termine la fiesta, aplica de inmediato un poco de talco y déjalo secar. Otra opción es mezclar jabón para platos -sí, de nuevo- y vinagre blanco. Aplícalo sobre la zona y enjuaga con agua tibia de preferencia.
Polen
En todas las bodas hay flores y, por lo tanto, polen. Lo más común es que sea tu ramo quien te ensucie. No entres en pánico: coloca una cinta adhesiva y retírala. No frotes porque vas a empeorarás la cosa. Luego puedes aplicar talco o bicarbonato.
Así que, si eres una novia súper previsora, agrega a tus cosas un kit de limpieza para emergencias. Aunque, insisto, el mejor método es respirar profundo, no hacerle caso al incidente y disfrutar de tu gran día.
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