Me vienen a la mente muchas situaciones que se modificarán luego de dar el sí, y es normal: dejas de vivir con tus papás o sola, para compartir el techo con alguien que tiene otras costumbres -manías, pues- y debes ser muy tolerante… No es sencillo pero sí posible. Todo se basa en la comunicación, la educación y el respeto -como en la vida misma-.
Y ojo, no todo cambia para mal. Hay muchas cosas que son para bien y se disfrutan un montón, así que no te asustes y sigue leyendo.
La frecuencia en las relaciones sexuales cambiará. Eso es un hecho. Probablemente no al principio porque la luna de miel dura un poco más allá que el viaje en sí mismo pero llegará el momento en que no intimen diariamente y es normal.
La manera de comunicarse es algo que se modificará. Si antes se entendían bien, ahora llegarán a un punto en que se conocen tanto, que en ocasiones no harán falta las palabras.
Los temas a abordar también sufrirán un giro. Y es que luego de tantos meses hablando de la boda, ahora arranca la vida real: ¨cuándo vamos al súper¨, ¨no olvides pagar la luz¨, ¨hoy te toca lavar los platos¨, ¨hagamos planes con tus papás¨, ¨no me gusta que dejes la tapa del baño arriba¨, ¨debemos ahorrar para comprar¨, son solo algunos de los tópicos que entrarán en juego.
El dinero ¨transparente¨, sobre la mesa, en caso de que decidan compartir gastos, es algo que también cambia. De novios, cada quien con sus finanzas. Ahora, deben unirlas para afrontar los gastos del hogar.
Las discusiones ya no pueden ser eternas. De novios alguien hacía catarsis y se iba. Ahora ya no funciona así la cosa. Son adultos y comparten un techo, así que sean más prácticos y objetivos que nunca para resolver las diferencias.
Es probable que sus amigos no casados los vayan dejando afuera del círculo, aunque te aviso que tu casa será en un inicio su centro de reuniones.
Y también la manera en que te relacionas con tus amigos será distinta. Crea siempre un espacio para ellos: ¡no los abandones! Estás casada, no presa…
Cuando decidan tener bebés, la relación cambiará aún más. Pero, como dice el dicho, eso es harina de otro costa.
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