El matrimonio es toda una experiencia. Y nos pone los pelos de punta, el corazón a latir y todas las ilusiones a flor de piel. Una de las preocupaciones de las novias es lucir como princesas. ¡Y siempre lo logran! De cualquier manera, el proceso será más fácil y disfrutable si eres amable con tu piel desde antes.
Según Cata Aguirre, fundadora de KUMIKO, el objetivo a alcanzar es una piel sana y bien tratada, por lo que conviene planificar. Y es que, chicas, Roma no se hizo en un día: deben ser disciplinadas con su rutina de skincare.
“Idealmente se debe comenzar mínimo unos tres meses antes, para dar tiempo a la recuperación de la piel después de los tratamientos a realizar. Me refiero a hacerse un peeling químico para estimular la renovación celular, ya sea de ácido retinoico, o bien, glicólico, mandélico y/o láctico. Todo depende del tipo de piel y las necesidades. Eso lo debe evaluar un especialista”, explica la experta.
“Luego, hay que continuar con tratamientos recuperativos, tales como mascarillas de acción profunda y/o tratamientos nutritivos como electroporación, radiofrecuencia y mesoterapia. Las mascarillas, pueden realizarse en casa, uno o dos veces por semana. Y jamás puedes olvidar las rutinas de cuidado diarios por la mañana y por la noche, antes, durante y post-celebración”, enfatizó.
Aproximándose el matrimonio, ideal es aplicar una mascarilla reestructurante. “Recomiendo la Matcha Supreme Cellular Restoration Mask de KUMIKO. En la mañana del gran día, realizar una limpieza con Matcha Luxurious Face Wash y luego el tónico Matcha Perfectly Radiant Boost. Los siguientes acompañantes de oro para esta jornada son los viales de Proteoglicanos, Matcha Intense Recovery, concentrados de efecto lifting inmediato, seguido del contorno de ojos Matcha Sculpting Eye Lift y, al final, sellar con la crema hidratante Matcha Perfect Advanced Shield. Si es de día, no olvidar el bloqueador solar. Ahora sí es el turno de maquillaje”, puntualiza Aguirre.
Finalmente, hay que pensar que todas nuestras acciones van a reflejarse en la calidad de la piel y en cómo nos veamos. Debemos eliminar todo aquello que sea sinónimo de impurezas, pérdida de luminosidad, de tersura y los malos hábitos, como por ejemplo, trasnochar, exceso de alimentos procesados, hidratos de carbono, grasas saturadas, lácteos, azúcares refinados, alcohol… Incluso, pueden darse brotes de acné por efecto del estrés y nerviosismo, por lo que hay que intentar buscar actividades que relajen como el deporte, meditar o hacer algún tipo de hobby.
0 comentarios