Foto de la portada: Oliver Fly
Cada quien lucha con sus demonios. En este sentido, cómo ser feliz en el proceso de preparar el gran día dependerá de cada uno pero, de todos modos, quiero darte algunos consejos (porque los años no sólo sacan canas, también aportan experiencia).
1. Amarás tu propia historia por encima de las redes sociales
Tu boda no necesita lucir como un moodboard de Pinterest. Está perfecto para sacar inspiración y ya. No todo lo que está en tendencia debe estar en el gran día.
2. No te dejarás poseer por la agenda
La organización es importante, pero si vives solo para tachar pendientes, perderás de vista lo esencial. Haz pausas. Respira. Disfruta el proceso.
3. Honrarás tu cuerpo y tu ritmo
No te castigues con dietas extremas ni entrenamientos para “lucir perfecta”. Estás hermosa ya. Tu bienestar vale más que cualquier talla. Sé gentil contigo misma (y evita desmayarte por falta de alimentación frente al altar… ¿te imaginas el susto?).
4. Agradecerás, pero también pondrás límites
Tu mamá, tu suegra, tus parientes las intensas: todas tienen ideas. Recíbelas con cariño y aprende a decir “gracias, pero no”. Ya cada quién tuvo o tendrá su propio enlace.
5. Confiarás en tus proveedores
Elegiste a un buen equipo, ¿cierto? Entonces suelta el control. No estás sola. Los profesionales están para resolver, no para que les resuelvas.
6. No perderás la cabeza por los detalles
Nadie recordará las pequeñas cosas que hoy te quitan el sueño. Enfócate en lo que suma emociones, no estrés.
7. Defenderás tu tiempo en pareja
Entre cotizaciones, pruebas y drama familiar, tu relación necesita espacio. Planea cenas sin hablar de la boda. ¡Incluso una escapada de fin de semana!
8. Practicarás el arte de delegar
Entiendo que cuesta trabajo, pero no tienes que hacerlo todo tú sola. Ni deberías. Pide ayuda, reparte tareas, confía.
9. Te permitirás sentir
Habrá días de llanto, enojo, ilusión y miedo. Todo es válido. No necesitas “ser la novia feliz” todo el tiempo. Sé la novia real. Eso basta.
10. Disfrutarás el presente
No postergues tu felicidad para el día de la boda. Disfruta los pequeños momentos: el primer vestido que pruebas, ese playlist improvisado, las lágrimas de tu mejor amiga. La boda no es un día. Es todo este viaje.
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